Queridos seguidores/seguidoras, hombres/mujeres, adultos/as, señores/as… (en los tiempos que corren más me vale a mi escribir con corrección y propiedad). No sé qué opinan ustedes pero una servidora se siente tremendamente esperanzada y satisfecha. Digo yo que con un equipo de Gobierno que se postula y presenta como paritario (ministros y ministras incluidos), aunque no nos engañemos, mayoritariamente masculino, se perfila también  ese necesario y ansiado proyecto progresista. Así que, parece que podemos empezar a relajarnos y respirar. Sí, me da a mi la sensación de que SÓLO han sido necesarios nueve meses para que los españoles y españolas podamos sentirnos unos verdaderos privilegiados. Porque no sé qué pensarán ustedes al respecto pero yo personalmente no tenía ningún plan mejor de domingo durante todo ese tiempo que acudir al colegio electoral que me correspondiera en la fecha señalada.

Estarán de acuerdo conmigo en la importancia de nuestra dicha. Después de incalculables discursos y guerras dialécticas de lo más sublimes y magistrales entre unos y otros líderes políticos, los hasta ahora archienemigos D. Pedro Sánchez y D. Pablo Iglesias han dado al mundo una gran lección de humildad fundiéndose en un sincero abrazo sin ninguna pretensión concreta más allá del bien de nuestro país. Tal ha sido su ambición por hacerse con el mando que los españoles y españolas (por Dios nada más lejos de mi intención que despistarme con esto del género y ofender a nadie) podemos enorgullecernos de nuevo de la sin duda épica llegada al poder de nuestros dirigentes de hoy. Eso sí, lo de calificarla de heroica o impostora lo dejo a su elección.

¡Qué suerte la nuestra! Sin duda ahora podemos inhalar y exhalar con tranquilidad porque digo yo que entre 22 ministros las posibilidades de redirigir a España con sentido común y cordura y de que el país gane serán mucho mayores (algo similar a lo que ocurre si compras un décimo de lotería en la famosa Administración de Doña Manolita).

Y bueno, para muestra un botón. A las pruebas me remito. España ya ha despegado, ya va “viento en popa”. Sí, así es. Primeramente porque ya desbanca a EEUU como tierra de oportunidades y si no, que le pregunten a Irene Montero cómo ha pasado de ser cajera de un supermercado a Ministra de Igualdad en tiempo récord, o a Doña Dolores Delgado que no sé si a través de una puerta giratoria o más bien de un puente de cristal, mírenla ahí, al frente de la Fiscalía General del Estado ni más ni menos.

Bueno, y ya ni hablar de la fortuna del gremio docente (en el cual me incluyo). Qué eminencia la Sra. Celaá: ¡que los hijos no son de sus padres! ¿Se imaginan la agilidad y la rapidez de profesores y profesoras a la hora de pasar lista en clase?: “Fulanito Sánchez-Iglesias, SIEMPRE”. Disculpen mi ignorancia (recuerden que no soy madre) pero estaba plenamente convencida de que los hijos SÍ eran de sus padres y de que, como mínimo, los padres más que derecho tenían la obligación de custodiar la educación de sus hijos. Pero bueno, es cierto que cada día se aprende algo nuevo y me da a mí que con todo este actual y variado elenco de ministros y ministras los españoles y españolas vamos a ser por fuerza mejores alumnos y alumnas que nunca (sigo alerta con el género ;-). Porque como España va bien, como nuestro sistema sanitario, judicial y educativo funcionan perfectamente y todos y todas estamos muy contentos por ello, hemos de centrarnos en lo realmente necesario: el uso imprescindible del lenguaje inclusivo. Se trata simplemente de coger los morfemas de género y a ver cómo el azar los coloca en el discurso del hablante. Muy sencillo: “Los españoles y españolas estamos muy contentos con nuestros ministros”, vale. “Los españoles estamos muy contentos y contentas con nuestros ministros y ministras”, perfecto también. Y así un sinfín más de posibilidades para centrarnos en lo verdaderamente importante en aras del bienestar de los ciudadanos y ciudadanas y del progreso de España. ¿Imaginan el avance que supondría para nuestro país el día que todos los hablantes dupliquen cada artículo, pronombre, sustantivo y adjetivo sin excepción? ¿Y cuándo la Ministra Carmen Calvo de un paso más hacia el progreso de España y tal y como ya se plantea sustituya el Congreso de los Diputados por el de los Diputados y Diputadas? ¿Realmente son ustedes plenamente conscientes de nuestra fortuna?

Así que, señores y señoras, todos y todas. Imagino que como yo, están encantados y encantadas de ver como este país ha remontando. Se me ocurren por tanto dos opciones: vitorear nuestro júbilo a grito de ¡viva España! o pensar detenidamente y llevarnos las manos a la cabeza temerosos y conscientes de que cualquier tiempo pasado fue mejor y por tanto, cualquiera venidero y ante este panorama, puede ser mucho peor…

No obstante, antes de concluir rebosante de felicidad permítanme dar mi más sincera enhorabuena a Dña. Yolanda Díaz por esa subida del salario mínimo interprofesional. Con este incremento también ella podrá llegar holgada a fin de mes. Así que, mi felicitación personal. Al César lo que es del César. Ya vaticinaba yo unas líneas más arriba que el azar es menos azar con 21 boletos (alguno de ellos debe venir con premio).

Eso sí, admito que pongo punto y final a este texto tan eufórica y entusiasmada como desubicada. A día de hoy no tengo claro si soy Isabel Llamas Martínez o ya Isabel Sánchez-Iglesias, hija de mis padres o de los que me asigne la Sra. Celaá, si debo de pasarme por el Registro Civil o por el de la Propiedad para actualizar mi libro de familia o si abandonar España ahora mismo por la puerta giratoria, a través del puente de cristal o casi mejor por la salida de emergencia…

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