
Afortunada yo que estaba de vacaciones y seguramente por eso vuelvo a casa con los síntomas propios del jet lag, pero poco más…Ni afectada por el síndrome de la clase turista ni mucho menos mareada. Bueno, pensándolo bien vuelvo con muchísimas otras cosas: con mi madre tan a mi lado y conmigo como siempre, con nuevas amistades, con paisajes fascinantes en la retina y con momentos y vivencias ya acomodadas en un huequito de mi corazón. Este verano Praga se instala en él. No sé si en la vena Cava o ese territorio pertenece a Amsterdam o quizás a Tenerife y Praga se asiente dentro de la Aorta… Porque Ibiza qué duda cabe está justito en el bypass (sólo mis verdaderas amigas saben de qué hablo).¡Qué más da!. En el corazón seguro. Aún decidiendo dónde colocarse…
Pero bueno, retomando…El tema es que mi viaje estival ha sido mi «Biodramina» particular. Yo me libré del mareo. Sin embrago, otros corristeis peor suerte. Me refiero a todos los españoles que habéis pasado 3 días dando vueltas a la misma rotonda. Una rotonda con 350 salidas (o mejor dicho, 346 porque 4 de ellas tienen el acceso restringido). Ni entrada ni salida, PROHIBIDO. Pero no olvidemos que antes de la prohibición vino la advertencia. No obstante, no hay más ciego que el que no quiere ver ni más sordo que el que no quiere escuchar…Salvo Junqueras, Jordi Sánchez, Turull y Rull, claro está. Es una pena. Sin embargo, intentemos buscar algo positivo: ¿y si los «Cuentos de la prisión» de Junqueras se convierten en el best seller del año contra todo pronóstico? Porque si algo me ha quedado claro tras visualizar algunos de los mejores momentos del debate de investidura es que nuestros políticos son ante todo eruditos, podemos estar muy orgullosos. Por eso no me sorprende esta faceta oculta de Junqueras, este nuevo desafío literario…Solamente me conmueve. Si él hubiera sabido que no podría leer cada noche un cuento a su hijo seguramente habría prescindido de plantar urnas «ilegales» para plantar árboles que buena falta hacen en el planeta y que además como todos sabemos, la acción constituye una de las experiencias ineludibles en la vida de cualquier ser humano. Dichoso él que ya tiene el libro escrito y el hijo a quien contárselo (antes o después cumplirá su cometido). Pero retomemos de nuevo. El debate de investidura como he dicho, ha dejado de manifiesto la facilidad de discurso de nuestros gobernantes. Este año han optado por un léxico aderezado con mucho menos vinagre y por ende, repleto de exquisitas metáforas y de la mejor poesía ¡Qué deleite para los oidos! Seguramente mi gran amiga Remedios Sánchez García (una de las más reconocidas y prestigiosas estudiosas de la poesía contemporánea en español) estará «manos a la obra» intentando confirmar la asistencia de Jaume Asens, Laura Borrás o Rufián en el XVII Congreso Internacional de Poesía para que declamen de nuevo los versos de Antonio Machado, Fabio Morábito o Unamuno respectivamente, superando así expectativas cada año más ambiciosas y logrando tal y como viene haciendo, un cartel de bandera.
Pero poesía al margen, ya de vuelta en mi país no me queda más remedio que marearme a bordo con vosotros. Muy a mi pesar, vaticino aún unas cuantas vueltas en la dichosa rotonda quemando rueda, desgastando pista y vapuleando y faltando al respeto a todos los ciudadanos que hemos votado (mientras tanto, nuestro presidente las dará en su avión privado)Y, ¿para qué hemos ejercido nuestro derecho a voto? De poco ha servido puesto que los del cordón sanitario siempre en la boca son los que han puesto un infinito cordón sanitario a lo largo y ancho de las nuestras, las de todos y cada uno de los españoles. Y no hay más alternativa que resignarse porque ellos también tienen la patente de corso. Dijo Iglesias con irónica verborrea discursiva a la altura de sus oponentes de partido o contrincantes en la lucha por el sillón, según se mire que: «no vamos a aceptar una coalición de lentejas». Así que, no tenemos alternativa. Una vez leí una cita que decía:»algunas de las hazañas más grandes de la humanidad han sido de personas que no eran lo bastante listas para comprender que eran imposibles». Por tanto, me dirijo a usted Sr. Sánchez: «Después de haber puesto el país patas arriba y contra las cuerdas so pretexto de España y si me apuran de Cataluña y Europa, algún día se irá «de rositas» dejando la lista de daños y reclamaciones a disposición de NADIE y el sueldo vitalicio obviamente a la suya entera. Muy hábil, ¡enhorabuena!».
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